18 mar 2010

Cangaceiros


Cangaceiros es el nombre que se le dió a varios grupos armados de nómadas fuera de la ley que surgieron en Brasil entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX en las zonas conocidas como Sertão.Para unos, bandidos, para otros revolucionarios.Lo cierto es que eran grupos totalmente independientes con unas características culturales y geográficas compartidas,con sus tradiciones y rituales,que usaban como una manera de buscar "protección divina". Esos grupos, a su vez se subdividían o establecían alianzas entre sí para realizar acciones,otras veces luchaban entre ellos.Muchos combatían por justicia social,organizando revueltas campesinas contra los señores feudales y los militares. Otros sin embargo robaban y asesinaban por venganza o por encargo de una forma mas "mafiosa" en una época en la que eran frecuentes las disputas entre familias tradicionales debido a la posesión de las tierras y a las luchas por el control político de la región.Algunos grupos combatían a muerte a los caudillos políticos,otros les alquilaban su servicio.El Sertao con su vegetación achaparrada, llena de espinas y piedras en las partes más altas, así como un calor abrasador en la planicie,era una tierra de pobreza,azotada por el feudalismo.Ahí fue donde surgió el cangaço. Su origen se remonta al siglo XVIII.


En ese medio nació en 1895, en Passagem das Pedras, Pernambuco, Virgolino Ferreira da Silva que pasaría a ser conocido como Lampiao, siendo el tercero de una familia que llegó a tener nueve hijos. Tras aprender los rudimentos de la escritura y la lectura, pasó a ganarse la vida junto a su familia transportando mercancías.Comenzó sus correrías en 1917 en venganza por el asesinato de su padre ordenado por la familia Nogueira y por un tal Zé Saturnino, sumándose a la banda de Sinhô Pereira.
En una entrevista, Lampião dice: “no confiando en la acción de la justicia pública, porque los asesinos contaban con la escandalosa protección de los grandes, resolví hacer justicia por mi propia mano, esto es, vengar la muerte de mi progenitor. No perdí tiempo y resueltamente me preparé para enfrentar la lucha”. En 1922, cuando tenía 27 años de edad, formó su propio grupo. En aquel año atacó la hacienda de la Baronesa de Agua Branca, continuó sus combates en Serra Grande, Sergipe, Queimadas, etc. Fue en 1929 cuando conoció a María Bonita, de 19 años de edad, que se había separado de su esposo. Un año después María decide compartir una vida de aventuras con Lampião.Hay que matizar que la banda de Lampião, se había puesto del lado del gobierno al recibir la promesa de una anmistía, llegando a formar parte del Batalhão Patriótico de Juazeiro.

El grupo de Lampião oscilaba entre los 20 y los 50 hombres, “todos bien armados”, tenía un sistema de inteligencia que le permitía tener conocimiento de las fuerzas policiales que le perseguían. Lampiao era feroz peleando y fue herido en cuatro oportunidades:“No puedo decir con certeza el número de combates en que estuve.Calculo que debo haber participado en más de doscientos. Tampoco puedo informar con seguridad el número de víctimas que se tumbaron bajo la puntería adiestrada y certera de mi rifle. Pero igualmente me acuerdo perfectamente que, además de los civiles, ya maté a tres oficiales de policía, siendo uno en Pernambuco y dos en Paraíba. Sargentos, cabos y soldados es imposible guardar en la memoria el número de los que fueran enviados para el otro mundo”.

En la madrugada del 28 de julio de 1938, en la Grota de Angico, Porto da Folha, en pleno Sertão, Lampião y María Gomes Bonita, junto a nueve de sus compañeros, fueron emboscados y muertos por una partida de la policía pernambucana de Nazaré.
Les cortan la cabeza y las colocan en unos estantes junto a sus objetos personales: sombreros de fieltro con adornos de plata, fusiles Mauser, cananas, alforjas, monturas, ropas, cuchillos, fustas y hasta las máquinas de coser con las que se hacían las ropas, para escarmiento de quienes se atrevieron a desoír las leyes y la autoridad.Algunos están desfigurados por los culatazos y las balas. El rostro de María Bonita luce como si todo no fuese nada más que una pesadilla. Conserva los rasgos, la firmeza de su rostro macizo con sus 27 años de edad. De los cuatro hijos que tuvo con Lampião unicamente sobrevive Expedita, de seis años de edad.

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