2 mar 2011

Cuando Rusia oscilaba entre dos mundos


En febrero de 1899, los estudiantes de la Universidad de San Petersburgo promovieron un pequeño disturbio que fué inmediatamente disuelto a golpes por la policía. En respuesta, los estudiantes, furiosos, organizaron huelgas y boicotearon las clases. Las manifestaciones de solidaridad se extendieron rápidamente poniendo fin durante varios meses a la vida académica normal. El gobierno respondió expulsando a centenares de estudiantes. Uno de los jovenes expulsados, cuyo nombre era Karpóvich, descargó su ira asesinando al ministro de educación, N.P.Bogolépov, a quién responsabilizabade las brutales medidas tomadas por el gobierno contra los estudiantes. La muerte de Bogolépov (que despertó el recuerdo del asesinato del zar Alejandro II, llevado a cabo veinte años antes por el grupo nihilista Naródnaya Volia, en castellano:La voluntad del pueblo) , levantó una ola de terrorismo dirigida contra los altos funcionarios del estado. En marzo de 1901, un mes después de la muerte de Bogolépov, alguien disparó contra Pobedonóstsev, pero falló en el blanco. Al año siguiente, un estudiante descontento hirió mortalmente al ministro de interior, D.S. Sipiagin, y un obrero llevó a cabo un atentado fallido contra la vida del gobernador de Járkov. En mayo de 1903, otro trabajador con mejor puntería disparó y mató al gobernador de Ufá, que había ordenado a sus tropas abrir fuego sobre un grupo de huelguistas.En el fragor de esta violencia, Rusia oscilaba entre dos mundos, uno agonizante y el otro sin fuerza suficiente para nacer.

Los anarquistas acusaban a todos los grupos socialistas de comtenporizar con el sistema social existente. El viejo orden, decían, estaba podrido; y la salvación sólo podría alcanzarse destruyéndolo en todas sus raíces y ramificaciones. El gradualismo o el reformismo de cualquier tipo eran completamente inútiles. En su impaciencia por conseguir la utopía sin estado, los jóvenes anarquistas no tenían más mínimo interés por los estadios históricos intermedios, ni por las conquistas parciales, ni por ninguna clase de paliativos o soluciones de compromiso.

La propaganda se introducía desde Occidente... pronto se formaban otros círculos anarquistas que se constituían en federación y se lanzaban a la acción radical de todo tipo (manifestaciones, huelgas, atracos, asesinatos). El objetivo común de las nuevas organizaciones anarquistas era la destrucción total del estado. Sin embargo, existían muchos desacuerdos sobre la forma de realizar esa destrucción. La polémica más candente estaba centrada en torno al papel de la violencia en la revolución. Grupos como Chernoe Znamia (Bandera Negra) y Beznachálie, abogaban por una campaña implacable de terror contra la burguesía. Bandera Negra, probablemente la más importante organización anarquista de Rusia en ese momento, se consideraban anarco-comunistas (de inspiración Kropotkiniana), pero sus tácticas inmediatas de conspiración estaban influenciadas fundamentalmente por Bakunin. Un hecho sorprendente en Bandera Negra era la extrema juventud de sus adheridos, cuya edad oscilaba entre los 18 y los 20 años. Bandera Negra fué el primer grupo anarquista que inició una política sistemática de terror contra el orden establecido. Se reunían en círculos de diez o doce miembros, que planeaban su venganza contra los jefes y sectores dominantes, mientras su vocero de prensa, Anérjiia, lanzaba un verdadero torrente de proclamas y manifiestos incendiarios, pletóricos de terror contra la sociedad existente y que convocaban a su inmediata destrucción.

Los ataques contra empresarios y empresas se convirtieron en acontecimientos cotididanos durante todo el período revolucionario. En Bialystok, los cartuchos de dinamita estallaban en las factorías y viviendas particulares de los industriales más aborrecidos. Los agitadores anarquistas de una fábrica de cuero incitaron a los obreros a que atacasen a su jefe, que se vió obligado a saltar por la ventana para escapar de sus perseguidores. En Varsovia, los partidarios de Bandera Negra saqueaban y dinamitaban fábricas, y saboteaban los hornos pan echando disolvente en la masa.

En la atmósfera "maximalista" de 1905, no pasaba ni un solo día sin que los periódicos publicasen noticias de asaltos sensacionales, asesinatos y sabotajes perpetrados por anarquistas. Aasaltaban los bancos y las tiendas, saqueaban las imprentas para poder seguir aditando su literatura y disparaban contra guardias y funcionarios gubernamentales. Se trataba de jóvenes revolucionarios que satisfacían sus deseos de aventura dinamitando los edificios públicos, las oficinas, los teatros...

Era una estupidez, dijo Malatesta, considerar la huelga general como la "panacea" que evitaba la necesidad de la rebelión armada de todos los desposeídos y explotados. El sindicalismo facilmente cae en la ciénaga del "burocratismo" y reformismo trade-unionista. Los sindicatos no pueden actuar como célula básica de la nueva sociedad; las uniones, como "vastagos del sistema capitalista", estaban destinadas a ser barridas por la revolución social. También Grossman lanzaba un ataque implacable contra las posiciones sindicalistas. "En lugar de prepararse para la revolución social, los dirigentes sindicales franceses parecían interresarse más en la lucha por las reformas parciales: los sindicatos abandonaban sus obligaciones revolucionarias y se convertían en instrumentos conservadores de acoplamiento entre la burguesía y el proletariado. Todas las reformas, todas las mejoras parciales, llevan consigo una amenaza implícita para el espiritu revolucionario, introducen el germen de la seducción política. Lo que Rusia necesita no es un movimiento obrero respetable y legalista como el de los países occidentales, sino instrumentos directos, ilegales, revolucionarios, para el estado de guerra social". La presión diaria de los sindicalistas para mejorar las condiciones de trabajo no era más que un jarro de agua fría sobre el fuego revolucionario de los desposeídos.


Fragmentos del libro "Los anarquistas Rusos"

La imagen de cabecera de éste texto, es una fotografía realizada en 1906 a algunos de los miembros del grupo anarquista Bandera Negra



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