26 ene 2010

23 de Enero Inmigrantes se rebelan contra el racismo en Rosarno [Italia]


Volante repartido en Génova.

El 9 y el 10 de enero, cientos de inmigrantes se levantaron en Rosarno, una pequeña ciudad en el sur de Italia. Después de que a algunos de ellos les dispararon con rifles de aire comprimido; los insurgentes, armados con palos y piedras, bloquearon las principales carreteras con barricadas. En el centro de Rosarno, ventanas de tiendas y negocios fueron destrozadas, se levantaron barricadas y hubo duros enfrentamientos con la policía... y algunos de los pobladores locales exigiendo que "todos los negros sean expulsados de Rosarno". Algunos ciudadanos utilizaron sus vehículos para correr a los inmigrantes, otros se armaron con palos, hachas y armas de fuego para sofocar la revuelta.
En la noche del 10 de enero, la policía y los ciudadanos lograron expulsar a los inmigrantes de la ciudad. Más de un millar de inmigrantes fueron trasladados a centros de detención a la espera de su expulsión, cientos de personas escaparon de Rosarno a pie, en coche o en tren. Los cuatro mil inmigrantes han sido perseguidos y expulsados de Rosarno.
En el sur de Italia, especialmente en la agricultura, decenas de miles de inmigrantes son explotados en condiciones de esclavitud, gracias a una alianza de las mafias, los políticos locales, y las empresas. La mayoría de ellos duermen en fábricas abandonadas, sin agua, calefacción o electricidad. Ya ha habido revueltas anteriormente, que fueron reprimidas con sangre por los mercenarios de la mafia.




Volante repartido en Génova.

El 9 y el 10 de enero, cientos de inmigrantes se levantaron en Rosarno, una pequeña ciudad en el sur de Italia. Después de que a algunos de ellos les dispararon con rifles de aire comprimido; los insurgentes, armados con palos y piedras, bloquearon las principales carreteras con barricadas. En el centro de Rosarno, ventanas de tiendas y negocios fueron destrozadas, se levantaron barricadas y hubo duros enfrentamientos con la policía... y algunos de los pobladores locales exigiendo que "todos los negros sean expulsados de Rosarno". Algunos ciudadanos utilizaron sus vehículos para correr a los inmigrantes, otros se armaron con palos, hachas y armas de fuego para sofocar la revuelta.
En la noche del 10 de enero, la policía y los ciudadanos lograron expulsar a los inmigrantes de la ciudad. Más de un millar de inmigrantes fueron trasladados a centros de detención a la espera de su expulsión, cientos de personas escaparon de Rosarno a pie, en coche o en tren. Los cuatro mil inmigrantes han sido perseguidos y expulsados de Rosarno.
En el sur de Italia, especialmente en la agricultura, decenas de miles de inmigrantes son explotados en condiciones de esclavitud, gracias a una alianza de las mafias, los políticos locales, y las empresas. La mayoría de ellos duermen en fábricas abandonadas, sin agua, calefacción o electricidad. Ya ha habido revueltas anteriormente, que fueron reprimidas con sangre por los mercenarios de la mafia.


Este volante fue repartido en Génova:



SPARTACUS HA VUELTO. ¡LARGA VIDA A SPARTACUS!



El esclavo deja de ser tal desde el momento en que trata de romper sus cadenas. En ese momento, sin preocuparse por las consecuencias de su intento, la dignidad, el deseo, la rabia y un profundo sentimiento de injusticia hacia el jefe que lo fuerza a la esclavitud, surge una vez más, de una manera liberadora.

La revuelta del esclavo es un acto supremo, es sobre todo un acto de amor por sí mismo y por toda la humanidad. La revuelta del esclavo es la esperanza y la justicia forjadas como armas para convertirse en la posibilidad concreta de la emancipación. Es sencillamente la voluntad de otra vida, posiblemente feliz, que es la afirmación de sí mismo. Los esclavos de Rosarno han hablado. Han hablado a través de sus actos y de su furia. En los incendios, las ventanas rotas, en los enfrentamientos con la policía, alli se esconde la poesía de un amante.

Tal vez el amor sin cálculo, el amor desesperado, el amor capaz de ser dado, es algo antiguo. Al igual que la esclavitud es una cosa antigua. Quizá precisamente por eso hoy en día, aquellos que son capaces de entender, de saber cómo leer la poesía de los esclavos de Rosarno, son pocos.


En esta patética Italia, sumida en el miedo a los "diferentes" e impregnada de hipocresía, gobernada por alimañas con el apoyo de aun mas imbéciles, corrompida por el odio y creciendo en el espejismo de la acumulación y la riqueza, esta hoy indignada. Indignada por la violencia, la inmigración clandestina, las condiciones de trabajo, la inseguridad y la exasperación.


Bueno, señores shockeados, ciudadanos honestos, si usted es de derecha o de izquierda, si es adherente con la melaza del cristianismo o forjado por los golpes de la derecha, usted es un cadáver.

Puesto que sólo un 'muerto en el espíritu' puede debatir la declaración de un amante del amor en el plano jurídico o en las páginas de un periódico. O aceptas tal declaración, o la rechazas.

Los que aceptan, día a día, él yugo cada vez más insoportable del Estado, al igual que los que besan las manos de las mafias cuando golpean, los que lamen el culo de sus jefes - y luego se quejan de los que son más pobres o menos afortunados - como aquellos que se aprovechan de la miseria de los demás; todas estas personas sin duda niegan la avanzada de los inmigrantes de Rosarno. Pero de estas personas no vale la pena hablar, no son de las que queremos hablar.


Los que sin duda sabrán escuchar son los "libertarios", los espíritus que todavía saben cómo desear, que todavía conocen la diferencia entre sobrevivir y vivir, entre la esclavitud y la libertad. Que saben que miles de coches quemados son nada comparado a la libertad de un hombre y su dignidad.


La esclavitud consiste de personas y bienes, negocios y relaciones. Es posible gracias a una política que es cada vez más xenófoba y clasista, con el apoyo de ejércitos uniformados y mafiosos de camisa blanca.


El amor a la libertad consiste en la complicidad y la fantasía. La revuelta de los inmigrantes africanos de Rosarno es un regalo para todos nosotros, ahora nos toca a nosotros dar algo a cambio.


Porque nadie será libre hasta que la última cadena se rompa.


Anarquistas y libertarios de Génova



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